Como dice el viejo refrán: el mejor truco del diablo es hacernos creer que no existe. El físico croata Nikola Tesla no fue un demonio, pero cada día aparecen más pruebas de que, quizás, ni siquiera perteneció a este planeta. Relegado a las solitarias esquinas del conocimiento hoy sabemos que Edison "inventó" la electricidad, que Marconi creó la radio y que Einstein y Newton son los más grandes físicos de la historia gracias a su teoría incombustible. O al menos gracias a un fantástico trabajo de publicidad.
Nikola Tesla era un científico que se saltaba la teoría para crear inventos tan asombrosos para el día de hoy, que nos permiten intuir algo del impacto y suspicacias que generaron en su época. Nacido un 10 de julio de 1856 en Croacia, Tesla revolucionó la teoría eléctrica desarrollando las bases para la generación de corriente alterna. Instalado en Estados Unidos trabajó para Edison quien se apropió de parte de su trabajo y boicoteó el resto.
Algo parecido con Marconi, el supuesto inventor de la radio que patentó el transmisor en el año 1900, tres años después de que Tesla hiciera la primera transmisión de sonido a distancia. Marconi en su primer prototipo utilizó por lo menos 15 piezas patentadas mucho antes a nombre de Tesla y se ganó un inmerecido Nobel el año 1911. Más tarde, fue reconocido con el galardón, pero Tesla se negó a recibirlo.
Como muestra de una vida difícil castigada con el insulto al ingenio, Tesla fue hijo de un predicador y una mujer analfabeta con memoria privilegiada que trataban de hacerlo abandonar sus delirios de inventor desde que a los 5 años creó una especie de molino de viento. A punto de morir víctima del cólera, le hizo prometer a su papá que si sobrevivía lo dejaría ser ingeniero. Se repuso y trabajó su juventud en Budapest donde desarrolló otros inventos como un amplificador, las primeras teorías sobre la corriente alterna y tomó contacto con Edison para pedirle pega armado solo de una carta y cuarenta centavos en el bolsillo. La carta en cuestión estaba firmada por uno de los financistas de Edison en Europa y decía: "Señor Edison, conozco dos grandes personas en el mundo. Uno es usted y el otro este muchacho". El resto de su carrera en América es una serie de robos, abusos y humillaciones que lo llevaron a la desacreditación y la pobreza.
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